La palabra educación tiene un sentido perverso en política; se habla de educación, pero la meta
verdadera es la coacción sin el uso de la fuerza [...] Pero incluso a los niños
a los que se quiere educar para que sean ciudadanos de un mañana utópico, en
realidad se les niega su propio papel futuro en el campo político porque, desde
el punto de vista de los nuevos, por nuevo que sea el propuesto por los
adultos, el mundo siempre será más viejo que ellos. Es parte de la propia
condición humana que cada generación crezca en un mundo viejo, de modo que
prepararles para un mundo nuevo sólo puede significar que se quiere quitar de
las manos de los recién llegados su propia oportunidad ante lo nuevo.
Hannah Arendt. La crisis en la educación.
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