abril 14, 2014

MARX I KANT

Para ambos la historia tiene una estructura dialéctica. Kant  defiende, al igual que Marx, que la historia sufre aparentes retrocesos que pueden tener un sentido que desde el presente no es fácil de determinar.
En ambos autores aparece también una valoración positiva del conflicto. El antagonismo, presente ya en la misma naturaleza humana (que es insociable sociabilidad) es el mecanismo del que se sirve la naturaleza para el progreso de los asuntos humanos.
Finalmente, ambos autores entienden que la historia tiene una finalidad. Tanto Kant como Marx afirmarán que la historia se dirige hacia un fin, aunque esto no siempre sea directamente observable desde el presente en el que nos encontramos.
Junto a estos parecidos, existen también diferencias importantes en la teoría de la historia de Kant y Marx:
Una diferencia esencial reside en su concepción de la historia: para Marx sería el desarrollo de la materia (o de las condiciones materiales de vida), mientras que para Kant la historia es el desenvolverse a través del tiempo de los ideales ilustrados, como la libertad, la autonomía y la emancipación. Esta visión idealista contrasta de un modo muy claro con el materialismo histórico de Marx, desde el que la concepción kantiana podría ser calificada de ideológica.
El fin de la historia es distinto para ambos: la sociedad sin clases sociales de la que nos habla Marx no es lo mismo que esa gran unión cosmopolita de pueblos que describe Kant en su obra. El enfoque político e ilustrado de Kant choca con el protagonismo que el materialismo histórico de Marx le concede a la economía.
Tanto la concepción del ser humano como de la cultura en que vive son bien distintas para ambos pensadores. En el caso kantiano, el hombre es esencialmente razón, y este es el atributo que le diferencia de los animales, liberándolo del instinto y la necesidad. La cultura representa, por tanto, una oportunidad de liberación, sería el auténtico camino de desarrollo de la razón, la mayor de las oportunidades humanas. Por el contrario, la esencia del ser humano es, para Marx, el trabajo y la actividad. El hombre transforma la naturaleza en el desarrollo de su esencia. En cuanto a la cultura, es interpretada con desconfianza, pues a menudo puede asumir una función ideológica que contribuya a mantener la contradicción de base de la infraestructura.

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