1.
Introducción.
Vamos a ver aquí las
reflexiones filosóficas de los sofistas que se centran en el terreno de la ética y de la política. El buscar bases racionales sobre las que
asentar la sociedad les llevará a indagar en el origen y la naturaleza de las leyes, ello enfocado desde el
análisis de la relación entre el
individuo y la sociedad, el papel que en ella juega la ley.
Cuando aquí hablamos de
ley (nomos) hacemos referencia a el conjunto de normas políticas e
instituciones establecidas por las cuales se rige una comunidad humana.
Las dos ideas fundamentales que aportan los
sofistas son el convencionalismo de
las leyes y el relativismo en el
terreno de la moral.
2.
El
convencionalismo.
Teorías sobre el
origen y la naturaleza de las leyes.
Los griegos responden
con tres modelos que se suceden en el
tiempo:
A.
Teorías
anteriores.
1. El pensamiento mítico-religioso: origen
divino.
Las
leyes e instituciones proceden de los dioses. En la explicación
mítica la aparición de la ley se vincula
a la intervención particular de alguna divinidad que fundara tal ciudad en un
pasado remoto.
2. El pensamiento de los primeros filósofos:
origen natural.
En consonancia con su función racionalizadora la filosofía abandonó pronto ese tipo de explicación. Heráclito vincula el orden de la polis al
orden del universo: el orden de la polis
es parte de un orden más amplio, el orden del universo. Es una teoría
naturalista: tanto uno como otro se rigen por una misma ley o logos universal.
B. El pensamiento de los sofistas: origen convencional.
Abandonan
la teoría heraclítea y llegan a la convicción de que las leyes y las instituciones son el resultado de un acuerdo o
decisión humana: son así pero nada
impide que sean de otro modo.
Causas del
convencionalismo.
La filosofía siempre se
halla enmarcada en un contexto social,
en un conjunto de experiencias de carácter socio-político. En tiempo de los
sofistas hay tres factores, de este
tipo, que influyen en su concepción
convencionalista de la ley:
1.
El
contacto continuado con otros pueblos y culturas: que permitió
constatar que las leyes y las costumbres son muy distintas en las comunidades
humanas.
"Para
los etíopes, los dioses son chatos y negros y para los tracios, rubios y de
ojos azules."
Fr. 15-16; DK I, 132-3
2.
La
fundación de las colonias: aunque a veces se importaba la constitución
de la ciudad de origen, en cada
asentamiento nuevo se había de redactar una nueva.
3.
Los
cambios sucesivos en la constitución de Atenas: que les permitió
comprobar el convencionalismo en su
propia experiencia política. (Recordar las reformas de Solón, las de Clístenes
o las del propio Pericles)
3. EL relativismo
moral.
No sólo defienden el convencionalismo de las instituciones
políticas, también de las normas
morales. Lo que se considera bueno o malo, justo o injusto, loable o
reprobable, no es fijo, absoluto o
universalmente válido e inmutable.
Para
llegar a esta conclusión los sofistas utilizaban un doble argumento:
1. La falta de unanimidad acerca de
lo que es justo o injusto,... Salta a la vista, no solo comparando unos pueblos con otros, sino comparando los criterios morales de los individuos y grupos dentro de
una misma sociedad.
"Tras su
coronación, Darío se dirigió a los griegos que estaban presentes y les preguntó
por cuánto dinero aceptarían comerse los cadáveres de sus padres. Ellos
respondieron que no lo harían por nada del mundo. A continuación, Darío llamó a
unos indios llamados calatios que se comen a sus muertos... y les preguntó por
cuánto dinero aceptarían quemar los cadáveres de sus padres. Estos, a gritos,
le pidieron que no dijera cosas impías. Son costumbres establecidas y creo que
Píndaro acertaba al decir que la costumbre (nomos) reina sobre todos."
Herodoto, III, 38, 3-4
2.
La
comparación entre las leyes vigentes (nomos) y la naturaleza humana (physis) Pero como
con relación a este punto hay distintas posturas vamos a dedicarle un apartado
especial.
A partir de los sofistas
aparece una oposición entre estos dos
términos, que en ellos habrán de entenderse así :
Nomos
es el conjunto de leyes y
normas convencionales. Son el fruto de un pacto entre las personas, son mudables y acomodaticias (según las
circunstancias) y relativas.
Physis expresa
lo natural, las leyes y normas ajenas a
todo acuerdo o convención. Tienen su origen en la propia naturaleza del ser
humano. No son relativas, son inamovibles y absolutas.
A. Defensa del derecho positivo.
Siendo difícil
determinar que parte de las leyes y normas son por physis, son naturales,
debemos atenernos sin ningún tipo de límites al derecho positivo. Su postura se
derivaría de la crítica a la ley natural.
Es mérito de los sofistas el haber realizado
la primera crítica a la ley natural:
- La constitución
considerada hasta entonces de índole
casi sagrada aparece ahora, al menos en gran medida, como el resultado de factores
históricos e intereses de grupo.
- No se
puede aceptar sin más, que las leyes estén basadas en la naturaleza humana. Se
dan cuenta de que muchas leyes que
se venían aceptando como originadas por un ley natural tenían mucho de
convencionales.
- En las primeras
reformas constitucionales se encontraban con que se había de respetar determinadas leyes que por tradición
se consideraban naturales. Fundamentalmente leyes consuetudinarias (leyes no escritas y de prestigio) las más
difíciles de reconocer como no naturales.
Los sofistas realizan una labor crítica, se preguntan ¿Qué es la ley natural?, ¿Qué es la
naturaleza humana? Cada sofista responderá de distinta manera solucionando
el conflicto entre physis y nomos de diferente forma.
B. Teorías iusnaturalistas.
Encontramos aquí dos posturas diferentes:
1. Equilibrio entre Physis y nomos: Protágoras.
Debe existir una
armonía entre physis y nomos: la ley no
está en contradicción con la naturaleza sino que es una especie de
desarrollo o apéndice de ella que la
perfecciona.
Las leyes no son de origen divino ni tampoco surgen
espontáneamente, son el resultado de
la acción racional e inteligente de las personas que las realizan. Son la única manera de regular la convivencia,
sin legalidad surgiría la tiranía.
La ley pone coto a esta posibilidad.
En
contra de una hipotética "Edad de Oro" -el punto de partida
sería considerar la existencia en un principio de un ser humano en estado
natural regido por una legislación perfecta-, se parte de una sociedad anómica y se comienza un camino de perfeccionamiento de la justicia
-diké- a través de la razón. Habrá
mejores o peores legislaciones pero éstas nunca son totalmente naturales o
inmutables. Las leyes y normas más correctas son las democráticas de la ciudad
de Atenas.
2. Predominio de la physis sobre el nomos.
La
moral vigente es antinatural. No sólo es convencional -que puede serlo,
si se adecua a la naturaleza no pasa nada- sino que además es contraria a la naturaleza.
Hay también dos posturas según sean demócratas o de tendencia autoritaria.
a) Igualitaristas.
La
naturaleza es igualitaria por lo que hay que defender al más débil.
Antifonte
y Hippias.
Los
semejantes son iguales por naturaleza y no están emparentados por ley -nomos- sino por naturaleza -en contra de la
discriminación racial-.
“Solemos
ensalzar y respetar a quienes proceden de familia ilustre y no ensalzar ni
respetar a quienes no proceden de familia ilustre. En esto nos portamos entre
nosotros como los bárbaros, ya que todos somos por naturaleza iguales, tanto
los bárbaros como los griegos.”
Antifonte, DK II, 352-353
Los
seres humanos son iguales por naturaleza (tienen las mismas
necesidades) pero todo lo demás (Lo
que se considera bueno o malo, justo o injusto, loable o reprobable) es relativo según las costumbres, la
educación y la condición social.
En contra de la teoría
de Protágoras afirman que la legislación
es algo necesario pero no es capaz de formar a los ciudadanos -hacerlos
justos y razonables-. Hemos de ir
más allá a la physis y fundamentar en
ella nuestras leyes.
La
ley -nomos- no es el resultado de
la naturaleza, como afirmaba Heráclito, sino algo enfrentado a ella. Defienden la independencia del individuo frente a la polis legal. Ponen el
acento sobre el aspecto represor de la
legalidad intentando salvar al individuo de la presión de la polis.
"La
justicia consiste en no transgredir los preceptos legales de la polis a que uno
pertenece como ciudadano. Un hombre se serviría de la justicia sacando el
máximo provecho para sí mismo si ante testigos defiende la soberanía de las
leyes, mientras que cuando está solo y sin testigos, defiende los dictados de
la naturaleza. En efecto, las disposiciones legales (nomos) son artificiales,
pero las de la naturaleza son necesarias. Las leyes existen por convención y no
son naturales, pero los dictados de la naturaleza son naturales y no
convencionales.
Si alguien
que infringe los preceptos legales es capaz de ocultar su conducta ante quienes
los han establecido, quedará libre de infamia y castigo; si no es capaz de
ocultar su conducta, no. Por el contrario, si alguien se opone más allá de lo
posible a las exigencias innatas impuestas por la naturaleza, el daño no será
menor porque sea capaz de ocultar su conducta, ni será mayor porque lo sepa
todo el mundo. Y es que en tal caso el daño no proviene de la opinión de los
hombres sino de la verdad de las cosas. La investigación acerca de todo esto
tiene su razón de ser en que la mayoría de las acciones justas según la ley
(nomos) son hostiles a la naturaleza (physis)"
Antifonte, fr. 44, I-II
Licofrón y Alcidabas.
Son demócratas
radicales. Defienden la extensión de la democracia reclamando los derechos de
la mujer, el derecho de ciudadanía para todos los que vivan en la ciudad y la
abolición de la esclavitud.
b) Defensa de la ley del más
fuerte: Calicles y Traxímaco.
Es defendida por
sofistas de la segunda época de tendencia autoritaria.
Puesto que el
fundamento debe ser la naturaleza humana debemos saber cómo podemos conocerla: ¿cuál es el modo propio e intrínseco de
comportarse de los seres humanos?. Esto no es fácil de saber puesto que
nuestro comportamiento está condicionado por el aprendizaje, los hábitos y las
normas que nos han ido inculcando a lo largo de nuestra vida.
¿Qué
es lo natural en el ser humano? : Aquello que queda si eliminásemos todo lo que
hemos adquirido por las enseñanzas que hemos recibido. Estos sofistas toman como ejemplo de naturaleza humana
prescindiendo de los elementos culturales adquiridos al niño y al animal. De estos modelos deducen que sólo hay dos formas naturales de comportamiento:
ü La búsqueda del placer: el niño
sonríe cuando está feliz y llora cuando siente dolor.
ü El dominio del más fuerte: en los
animales el macho más fuerte domina a los demás. La naturaleza del fuerte impone su supremacía.
En el trasfondo
político es lo que está ocurriendo en la práctica: la constitución de la
confederación helénica, el imperialismo ateniense y la destrucción de la isla
de Melos.
Tiene un antecedente en
Gorgias: "El arte retórico
tiene por objetivo dominar a los otros: el más fuerte en el discurso subyuga al
más débil".
Cálicles afirma
que el nomos contradice a la naturaleza. La
naturaleza hace a los seres humanos desiguales, de ahí que prevalezca el
derecho del más fuerte. En cambio, la
ley tiende a igualarlos, con lo que se opone a aquella favoreciendo a los
más débiles. No ha de ser así, han de
prevalecer los más fuertes, hábiles y astutos, también en la vida de la ciudad.
"[Traxímaco]: En mi opinión, son los
hombres débiles y las masas los que establecen las leyes. Para sí mismos, para su
propia utilidad, implantan leyes, prodigan alabanzas y censuras: quieren
atemorizar a los que son más fuertes que ellos, a los que están capacitados
para tener más, y, para evitar esto, dicen que es feo e injusto poseer más y
que la injusticia consiste en tratar de conseguir más cosas que los demás.
Pues, en mi opinión, consideran una felicidad el tener lo mismo, siendo
inferiores."
Platón, Gorgias
Es lógico y consecuente
con la naturaleza hacer prevalecer la
propia opinión a base del discurso, haciendo aparecer como bueno lo que satisface al individuo. Es
la hora de sacudirse el yugo de los débiles. La razón está al servicio de cada
uno, sirve en la medida en que garantiza el éxito personal y la realización de las fuerzas irracionales en cada
individuo. La comunidad se muestra como enemiga de éste.
"Calicles: ...A los de buen juicio para
el gobierno de la ciudad y a los decididos, a éstos les corresponde regir las
ciudades, y lo justo es que ellos tengan más que los otros, los gobernantes más
que los gobernados... Lo bello y lo justo por naturaleza es lo que yo te voy a
decir con sinceridad, a saber: el que quiera vivir rectamente debe dejar que
sus deseos se hagan tan grandes como sea posible, y no reprimirlos sino, que
siendo los mayores que sea posible, debe ser capaz de satisfacerlos con
decisión e inteligencia y saciarlos con lo que en cada ocasión sea objeto de
deseo. Pero creo yo que esto no es posible para la multitud: de ahí que, por
vergüenza, censuren a tales hombres, ocultando de este modo su propia
impotencia; afirman que la intemperancia es deshonrosa, como ya dije antes, y
esclavizan a los hombres más capaces por
naturaleza y, como ellos mismos no pueden procurarse la plena satisfacción
de sus deseos, alaban la moderación y la justicia a causa de su propia
debilidad. Porque para cuantos desde el nacimiento son hijos de reyes o para
los que, por su propia naturaleza son capaces de adquirir un poder, tiranía o
principado, ¿qué habría en verdad más vergonzoso y perjudicial que la moderación
y la justicia, si pudiendo disfrutar de estos bienes, sin que nadie se lo
impida llamaran para que fueran sus dueños a la ley, los discursos y las censuras de la multitud?. ¿Cómo no se
habrían hecho desgraciados por la bella apariencia de la justicia y la
moderación, al no dar más a sus amigos que a sus enemigos, a pesar de gobernar
en su propia ciudad?. Pero, Sócrates, esta verdad que tú dices buscar es así:
la molicie[1], la
intemperancia[2] y el libertinaje, cuando
se les alimenta, constituyen la virtud y la felicidad: todas esas otras
fantasías y convenciones de los hombres contrarias a la naturaleza son
necedades y cosas sin valor."
Platón, Gorgias, 491
d-492
Su crítica no pretende
ser puramente destructiva (al menos en la primera época), más bien tiende a ser
clarificadora, de someter toda verdad a
una verificación racional.
1.
Tienen un rasgo
positivo: el impedir la
absolutización de verdades que se pretendían tales. Se hace imposible seguir afirmando que la ley es
de carácter sagrado e inamovible, sólo cabe el establecimento de normas variables de conducta.
2.
En el lado
negativo y contrapartida tenemos que el relativismo a que llevó el
abuso de la práctica como legitimadora de la verdad imposibilitó el establecimiento
positivo de unas bases sobre las que construir el orden nuevo que sustituyera
al por ellos criticado. No existían valores comunes en que apoyar el
convencimiento del comportamiento colectivo. La verdad se había vuelto tan
variable que lleva al individuo a actuar según las circunstancias de forma
también variable.
Esto explica que la retórica, arte de la exposición y comunicación
entre ciudadanos, se convirtiera en puro ejercicio dialéctico para vencer al
contrario.
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